Friday, March 13, 2015

Como se ve




Había una niña que nunca le gustaron las culebras.
Nadie sabe por qué. Algo sucedió una vez que hizo que esta niña y las culebras nunca pudieran hacer las paces. Ella sencillamente las aborrecía y no podía verlas ni en pintura.
La niña creció y se convirtió en mujer pero aun así su odio, asco y/o miedo hacia las culebras nunca desapareció.

Una noche ella llego a su casa y como muchas otras veces no había luz. Eso era casi normal.
Lo que no era normal era que en medio de la oscuridad ella vio en el suelo la figura inmóvil de una enorme culebra. Enroscada y con su cabeza en el piso apuntando hacia la puerta.

Ella no podía ni hablar. Estaba horrorizada! Como podía pasarle esto a ella?
La cosa que mas detesta estaba ahí en medio de su casa, esperándola en la oscuridad lista para atacarla. A ella.

Sin pensarlo dos veces ella hizo lo que su corazón le dijo: Salió corriendo. Cerro la puesta de su casa y le prendió fuego por las cuatro esquinas.
Eso seguro iba a acabar con esa terrible serpiente que se atrevió a invadir su casa de una vez por todas.
Ella se sentó en la acera del frente viendo lo que quedaba de su casa quemarse hasta los cimientos. En ese mismo momento llegó su esposo. Se quedó boquiabierto al ver su casa envuelta en llamas y callo sentado en el suelo junto a ella.
Tan pronto el pudo hablar solo dijo, sin mirarla: “Tu sabes lo peor de todo? Que yo había traído a casa una manguera nueva. Seguro se quemó ahí dentro”
Ella lo miró. 



Fin.